J. R. Alonso de la Torre publica en el diario hoy el siguiente artículo titulado: "REPÚBLICA DE LAS VÍRGENES". Aun siendo republicana, aquí quien manda eres tú, estrella de la mañana". Esta copla se la cantaban a la Virgen del Encinar durante la II República en Ceclavín. Lo de las vírgenes en Extremadura es algo más que religión. La devoción popular hacia ellas trasciende modas y cambios políticos. En Ceclavín, también en la II República, el juez de paz dictaminó que no hubiera Semana Santa, pero cuando le dijeron que si también se eliminaba el Sermón (romería de la Virgen del Encinar), dijo que eso era harina de otro costal. Curioso razonamiento este que coloca procesiones y devoción a María en costales distintos, cuando ambos parten del mismo tronco y hasta marcan diferencia visible entre el luteranismo iconoclasta y el catolicismo, que llena de alhajas a las vírgenes en lugar de dedicar ese dinero a obras de caridad. El caso es que el martes pasado se celebró El Sermón en Ceclavín, mi madre era una de las mayordomas de la fiesta y se pasaba lista. Estuve allí al tiempo que miles de extremeños celebraban sus romerías en otros pueblos. En el Sermón hay misa de campaña concelebrada, procesión de la Virgen por el campo y el sermón sacerdotal propiamente dicho. Hay casetas, bares, verbena, fiesta. A la hora de comer, la chanfaina de María Inés, el lomo blanco de El Encinar, las tartas de Antonio Sánchez. Nada como una romería de la Virgen en la primavera extremeña. El lunes, a la Luz en Arroyo, el martes, al Sermón en Ceclavín y dentro de 15 días, se me casa un primo ecologista bajo las buitreras de Los Canchos de Ramiro, en Cachorrilla. ¡La Virgen, qué bien se vive aquí!
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